betitoelgrande
2009-05-27 16:29:58 UTC
(Editorial de El Mundo de Bogotá, Colombia – hoy martes 26 de mayo de 2009)
Hasta ahora, el mundo no ha prestado suficiente atención a las advertencias del gobierno israelí sobre la necesidad de tomar medidas definitivas para detener el incontrolado programa nuclear de Irán, país que sigue burlando las inspecciones y los consejos de la Organización Internacional de Energía Atómica y las tibias sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras hace grandes despliegues de poderío militar encabezados por el siniestro presidente, en campaña reeleccionista, Mahmud Ahmadineyad.
Atentos a la cuestión palestina tras las declaraciones del Papa Benedicto XVI en Cisjordania y Jerusalén, los medios de comunicación prestaron poca atención al papel protagónico que la amenaza iraní contra Israel tuvo durante la primera reunión formal de Benjamín Netanyahu con el presidente Obama, en Washington, la semana pasada, y las dificultades para alcanzar siquiera un acercamiento en un tema en que Estados Unidos aspira a un triunfo de la diplomacia en momentos en que Israel teme el cumplimiento de las amenazas de ese gobierno fundamentalista. Ante el desacuerdo con el presidente estadounidense, el premier israelí declaró que “en mis 59 años de vida, en la vida del Estado judío, nunca ha habido un momento en el que los árabes e israelíes vieran una amenaza común como la que vemos hoy en día”, por cuenta del programa nuclear iraní.
Para denunciar la amenaza a su país, Netanyahu se fundamenta en hechos como el lanzamiento de un misil capaz de alcanzar a Israel, que fue probado en acto que encabezó el presidente Ahmadineyad, el pasado jueves 21 de mayo; en las recurrentes declaraciones del gobernante iraní contra la existencia del estado de Israel y el pueblo judío, y en el rechazo, que era bastante previsible, que ayer dio a la invitación de Estados Unidos, China, Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania, para que abandonara los ensayos nucleares a cambio de no recibir nuevas sanciones del Consejo de Seguridad. En la línea del premier, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barack, denunció que su gobierno ha acumulado información en el sentido de que Venezuela y Bolivia son los nuevos proveedores del programa nuclear que Irán alega estar realizando con fines civiles y el mundo, encabezado por la Oiea, ha denunciado que tiene el único propósito de fabricar armas nucleares.
En 1999, Benjamín Netanyahu, líder del partido derechista Likud, debió abandonar el cargo de primer ministro en medio de escándalos sobre su familia y críticas de sectores moderados a su negativa a aceptar el Estado Palestino. Después de enfrentar agrios choques con su antiguo amigo Ariel Sharon, que dejó el Likud para fundar el Kadima, se hizo al liderazgo de su colectividad nacionalista, cercana a los sectores religiosos y más exigente frente a la posibilidad de aceptar la creación del estado palestino. Contra todo pronóstico, el pasado marzo volvió a ocupar el cargo más importante de su país, gracias a que ofreció, como no lo hacía otro candidato, la posibilidad de actuar con firmeza en los temas de seguridad, como destacó la Revista Time en su edición del pasado 18 de mayo. Y, a pesar de las amenazas que representan las facciones palestinas extremistas y el libanés Hizbulá, el peor riesgo para Israel en la actualidad son los avances nucleares de Irán.
En el campo militar, Israel ha ganado reconocimiento mundial no por la calidad de sus armas y equipos militares, que están a la altura de las fabricadas en todos los países desarrollados, sino por el rigor de sus operaciones de inteligencia, desarrolladas por el Mossad, y que cuenta entre las más exitosas la captura del criminal nazi Adolfo Eichmann; la Operación Enttebe que permitió el rescate de un vuelo de pasajeros llevado a Uganda, y la Operación Múnich, contra la facción extremista que había masacrado a once atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos de 1972. Estas operaciones se han destacado por la precisión en los detalles y los impecables resultados, al punto de que han favorecido el imaginario sobre la fortaleza militar de Israel.
Según la edición de la Revista Time que comentamos, una encuesta realizada por la Universidad Bar-Ilan en Israel reveló que el 66% de los ciudadanos aceptaría que Israel dé un golpe militar a Irán. Y es que, como ocurre con el primer ministro, para muchos ciudadanos, la amenaza reiterada del presidente Ahmadineyad contra su país es equiparable al Holocausto nazi. Tanta importancia le dan, que el ministro de Defensa, Ehud Barak, ha anunciado que en la visita a Washington se enfocará principalmente a señalar que para contener a Irán “Israel considera que no se puede descartar ninguna opción”.
Dadas, pues, las condiciones de amenaza iraní, su desprecio por Occidente y la tibieza del Consejo de Seguridad para contener sus operaciones nucleares, no es descabellado pensar en un próximo ataque israelí sobre las instalacion